En un mundo tan atareado y complicado como en el que vivimos, es normal que existan razones para sentirnos cansados, estresados o preocupados. Pero eso no significa que debamos dejar que esos sentimientos tomen el control de nuestra vida.
Yo solía estresarme con mucha facilidad. Cuando sentia que las cosas se salian de mi control, me desesperaba. No recordaba a tiempo que a Dios no le sucede lo mismo. A El nada se le sale de las manos. Y poco a poco fui comprobando que las Escrituras son sin duda una de las mejores fuentes a las que podemos recurrir en busca de consuelo, paz y tranquilidad.
Dios nos dice en Su palabra que ”por nada debemos estar afanosos’’ (Filipenses 4:6-7) y que ”podemos depositar en El todas nuestras ansiedades’’ (1 Pedro 5:7) El afán y el estrés son amigos, pero no son NUESTROS amigos. No solo nos pueden poner de muy mal humor, sino también enfermarnos. Y ambos son solo un efecto secundario provocado por nuestra falta de confianza en Dios y en el cuidado que él tiene de nosotros. Así que:
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Como en todo, guardarte las cosas resulta muy contraproducente. Una cosa es guardar un secreto ajeno y otra es llevarte el enojo y el estrés encerrado en tu pecho. Cuéntale a alguien sobre tu situación. Recuerda que las penas compartidas son más ligeras.
Ubica la fuente
El primer paso para poder lidiar con el estrés es encontrar qué es lo que lo origina. Identifica la causa y luego pregúntate ¿qué es lo que me estresa? Si estamos hablando de trabajo, ¿te estresa la presentación de mañana o quedar bien frente a tu jefe? ¿Te estresa que no te hable ese chico que te gusta o el miedo a estar sola? A veces, preguntarnos estas cosas nos puede ayudar a darnos cuenta de que la razón por la cual nos estamos estresando es realmente insignificante.
Respira
El estrés se va colando lentamente en nuestro sistema, se va expandiendo por nuestro cuerpo y para cuando nos damos cuenta ya tenemos gastritis. El primer paso es identificar la causa, como ya lo dijimos. Pero una vez que sepas por qué estás estresada ¡respira! Y respira profundo, llena bien tus pulmones y entonces vuelve a pensar con el cerebro bien oxigenado.
Tómate un tiempo libre
Si lo que te está causando estrés es algo que vas a poder solucionar en ese momento, tómate un break de 5 o 10 minutos. Tranquilizate, y luego acciona.
Lista de prioridades
En ocasiones nos estresamos porque los pendientes y responsabilidades nos abruman y sentimos que no tenemos suficiente tiempo para lidiar con todo (cosa que me pasaba muy pero muy pero muy seguido) Un tip básico que me ayudo a sentirme menos estresada es hacer una lista de prioridades. Y puedes hacerlo tu también. Pon lo inmediato, lo importante, lo necesario y lo menos relevante y apégate a tu lista. Nadie puede abarcarlo todo y aunque se pueda, no debiera suceder. No es positivo y mucho menos sano.
Confía
Deposita tu preocupación en Dios. Recuerda que para todo hay una solución y no hay nadie mejor que él para entregártela. De todas formas, parezca o no que la situación puede resolverse, confiar en él y depositar en sus manos nuestras cargas, nos proporcionará paz y claridad.
Tardé un poco en tomar todas estas cosas en cuenta. Espero haberte ayudado a evitar que te suceda lo mismo.
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